Desde el retorno de Florentino a
la presidencia blanca cada verano fue igual. La necesidad de financiar la
llegada de grandes futbolistas y el afán de desprenderse de todo lo vinculado a
su antecesor Ramón Calderón colocaba a Higuaín en la rampa de salida a la
conclusión de cada temporada. Florentino conseguía ambos objetivos: llegaban
estrellas como Kaká, Cristiano o Benzemá que se financiaban en parte con la
venta de las figuras que habían llegado con Calderón –Sneijder, Robben– hasta
llegar al punto actual en el que ha logrado formar sin duda una de las
plantillas más poderosas del mundo, manteniendo sólo dos futbolistas de los
quince que firmó Calderón: Pepe, bastión de Mourinho hasta la irrupción de
Varane, y Marcelo, cuyas condiciones ofensivas –en sus cada vez más escasos
picos de forma– gozan del beneplácito de un amplio sector del Bernabéu. El
tercero, hasta este verano, fue el ‘Pipita’.
A
la sombra de auténticas bestias como Ronaldo –al que reemplazó en invierno de
2006–, Raúl o Van Nistelrooy, Higuaín tenía todo para ser carismático en el
Bernabéu. En el momento en el que el dominio europeo del Barça de Rijkaard
comenzaba su declive, el Real Madrid apelaba a la épica, clavo ardiendo al que
agarrarse para llegar donde ya no alcanzaba un FC Barcelona internamente
envenenado. Y en la épica Higuaín se manejó como nadie. Era oportunismo puro.
Con sus goles se culminaron remontadas increíbles ante Espanyol (4-3) o Getafe,
se selló la Liga en El Sadar y se dio la puntilla al Barça de Rijkaard el día
del famoso ‘pasillo’.
Su
nivel se había medido ante equipos medianos, pero sus números en relación a los
minutos disputados asustaban. Sin embargo, su juventud y su poca repercusión
mediática le seguía exigiendo hacer el doble para conseguir la mitad de
oportunidades. Hasta la llegada de Pellegrini. El ‘Ingeniero’ consigue sacar lo
mejor del argentino, que formando una dupla mortal junto a Cristiano Ronaldo
concluye la Liga con 27 goles. De nuevo grandes cifras, pero de nuevo pasa de
puntillas en los partidos machos. Ni en la eliminatoria de octavos de final
ante el Olympique Lyon ni en los duelos que decidieron la Liga a favor del
Barça hubo rastro del ‘Pipita’ que intimidaba en el día a día.
Higuaín
siguió rindiendo así. Fiabilidad y constancia en la monotonía frente a un
empequeñecimiento de preocupar en grandes escenarios y ante equipos grandes.
Los números respaldan al ‘Pipa’: 107 goles en 190 partidos. Pero su análisis lo
desenmascara: 2 goles en 23 partidos de eliminatoria directa a doble partido en
Champions League. Números insostenibles para el ‘nueve’ del Real Madrid.
Quién
sabe si el techo de Higuaín estaba más alto cuando le frenó la incómoda hernia.
Pero la realidad es la que es, y desde la lesión su juego ha perdido alegría,
es menos incisivo y menos participativo en ataque.
Dice
el ‘principio de Peter’, formulado por Laurence J. Peter a finales de los años ‘60, que cada
empleado tiende a ascender hasta llegar a su nivel de incompetencia. Así que
ahora le toca a Higuaín bajar un escalón para situarse en el lugar que le
corresponde. Nápoles parece un destino a su medida. Será la primera opción en
ataque, tiene el respaldo de un técnico de prestigio que se la ha jugado con su
contratación, le rodea un equipo con hambre de títulos –la base que dejó
Mazzarri la pasada temporada– y con ansias de protagonismo –que anhelan los
suplentes reclutados del Real Madrid–, y ante todo tiene la oportunidad de
jugar en Champions, donde reside la cuenta pendiente de su carrera.
Visto desde la
perspectiva del club napolitano el fichaje es otra historia. Está claro que el
hecho de vender a Cavani tan pronto dio pie al resto de clubes a intentar
sangrar sin piedad a De Laurentiis, presidente del club, al que no le ha quedado
más remedio que ceder, sobre todo ante el Real Madrid. El Napoli paga 40
millones de euros en 2013 por un jugador que no rinde al máximo nivel desde
2009. Recuerda al reciente caso del Chelsea, que en 2011 pagó 60 millones de
euros por un Fernando Torres –al que solo su astronómico salario le puede hacer
escapar del principio de Peter–, que no había vuelto a alcanzar su nivel de
2008. Por supuesto que los casos no tienen por qué ser similares, pero teniendo
en cuenta el bajón del ‘Pipa’ desde que le diagnosticaran la hernia, invertir
casi 40 ‘kilos’ en él y no en otro es cuanto menos arriesgado. Pero Benítez
decide, y de su capacidad para recuperar al mejor Higuaín dependen las
posibilidades de que el Napoli pueda hacer, al menos, sombra a la Juve en la
lucha por el Scudetto.
Alberto Egea Estopiñán
@esttoper