jueves, 17 de octubre de 2013

ENTREVISTA A JOSE MOURINHO. Concedida a The Guardian el 17 octubre 2013.

Le preguntan por el fin de semana sin fútbol. "Me aburrí", dijo. "Yo no soy el tipo de persona que le dice a sus ayudantes que vengan aquí a entrenar a los cuatro o cinco muchachos que tenemos adentro mientras me voy de vacaciones. Yo no hago eso. No puedo hacer eso. Estuve aquí en el campo de entrenamiento todo el tiempo, y eso me frustra porque me gusta trabajar con los jugadores, y no pude. Así que me preparé, para el partido del Cardiff de este fin de semana, y el del Schalke de la próxima semana. Fui a ver a Ivanovic el pasado viernes, y ver Inglaterra el martes. Vi cada partido de mis jugadores que echaban en la televisión. Pero uno siempre quiere volver al campo, para que todo comience de nuevo".
Tome Terry. El centro de la defensa ha sufrido mucho desde que Mourinho se fue en 2007, la lista de las controversias, muchos de ellos autoinfligida - de dos veces perder la capitanía de Inglaterra a su prohibición sobre el asunto de Anton Ferdinand, a las lesiones persistentes y falta la Champions League final a través de la suspensión - viaje de la lengua con demasiada facilidad. A veces se sentía como un actor-parte bajo la administración pasada temporada de Rafael Benítez, e incluso el capitán del equipo, el veterano no es inmune a la duda.
Sobre el capitán John Terry ha dicho: "Se está recuperando su autoestima. En los últimos años no estaba jugando mucho, tenía problemas en el terreno de juego, tuvo problemas fuera de la cancha, tuvo suspensiones por diversos motivos, no tenía heridas, tenía técnicos que no confiaba en él lo suficiente. Y parecía que, en un determinado momento, su carrera iba en la dirección equivocada".
"Incluso yo estaba cuestionando, de lejos, lo que le estaba pasando a este hombre:. Problemas físicos, problemas psicológicos, pero estoy feliz porque está demostrando que sigue siendo un gran jugador, y juega en una posición donde la edad no marca tanto la diferencia. Es una posición en la que los jugadores se basan más en el posicionamiento, en la lectura del juego, y estar en el lugar correcto en el momento adecuado, y la experiencia ayuda. Mira cuántos equipos punteros han experimentado los jugadores en el centro de la zaga:... mire el Barcelona y Carles Puyol está ahí, vea al Manchester United y hay tiene a Rio Ferdinand, Jamie Carragher en el Liverpool jugó hasta la temporada pasada y fue importante para ellos. Puedes ir a muchos clubes y los principales clubes y defensores centrales tienen entre 30 a 34 años. John está demostrando su calidad. Con lo que hizo en el Chelsea en la última década, creo que se merece estar de vuelta en la pista".
Sobre Frank Lampard: "Él tiene que adaptarse y aprender todos los días a jugar con este 'nuevo cuerpo'. Un jugador puede aprender nuevas habilidades a su edad, por supuesto. Tengo 50 años, he sido entrenador desde el 2000, y estoy aprendiendo cada día, cada partido, con cada experiencia. Siempre se pueden aprender nuevas habilidades, sobre todo si el jugador tiene una mente abierta, y él la tiene.
"Es un jugador que puede mantener el equilibrio, un jugador que piensa en el juego y puede trabajar con los niños a su alrededor. Para él, era muy buena mi vuelta, porque mi confianza es enorme. Él sabe que cada decisión que tomo sobre él es no solo por el bien de mi equipo -porque eso es lo más importante-, sino también para él, porque si un día lo cambio a los 70 minutos, o si lo dejo en el banquillo o le doy un descanso o si no lo selecciono, es por su propio bien, y el lo sabe, sin que yo se lo tenga que decir todos los días -algo que no hago con mis jugadores -, porque puede ser que los minutos que necesita jugar estén a la vuelta de la esquina. La confianza y la amistad es tan grande que es feliz, él está tranquilo, está bien. En este momento de su carrera, era muy importante para él tener a alguien como a yo a su alrededor. Para él, es muy bueno".
"Cuando estas entrenando a un club le debes un poco de respeto al país y a la selección nacional, por lo que dar algunas opciones a ellos -a los jugadores nacionales- es importante. También es muy importante mantener la cultura del país en el estilo de su equipo, no se puede perder las características del fútbol local. A veces la gente piensa: 'Ah, queremos jugar así o así, como el Barça o como el Bayern. Pero, en primer lugar, usted tiene que jugar como indica la cultura del país en el que usted está".
"Me gusta la lealtad. También me gusta el hecho de que los jugadores extranjeros lleguen y encuentren un núcleo de jugadores locales que pueda decirles y explicarles dónde están, cómo funcionan las cosas aquí, de la manera que tienen que comportarse , e incluso la forma en que tienen que jugar en esta liga. Tienen que entender a qué se han unido. Por ejemplo, un inglés sabe lo que es jugar ocho partidos en tres semanas en Navidad. Para un extranjero, puede ser un shock, por lo que necesita gente alrededor que pueda explicarle lo que significa para la gente. Lo ideal tampoco es tener solo jugadores británicos, pero ha de haber jugadores que se hacen en el Chelsea, porque si en tres o cuatro años, no tenemos otros ingleses para sustituir a este núcleo de jugadores -cuando Lampard tenga 39 años, Terry 36..- voy a estar muy triste. Todos los clubes necesitan esto".
"Así que estamos trabajando en esto [nueva generación]. Tenemos algunos jugadores cedidos, como Chalobah, y tenemos algunas otras personas que trabajan y están creciendo en el sub-21. Su nivel está mejorando. Antes, estos grupos de edad en Inglaterra no tuvieron un buen nivel de competencia a esa edad, pero ahora hay un campeonato nacional, Liga de Campeones de menores de 19 años, y es cuestión de mejorarlos. Las condiciones en nuestra academia no puede ser mejores -las instalaciones y los entrenadores son impresionantes- pero mientras que la calidad del entrenamiento y la filosofía puede ser excelente, lo que realmente se necesita es competencia para que estos niños se desarrollen".
"Esperamos que un día, cuando haya terminado mi carrera como entrenador, voy a tener tiempo sólo para hacer eso, explicar estas historias y ayudar a la próxima generación. Yo siempre he sido feliz hablando con los entrenadores, y la puerta de mi oficina está abierta. Me gustaría hacerlo, especialmente con los niños que quieren ser algo, o con personas que podrían tener otros puestos de trabajo, pero que en realidad sólo tienen el amor por el juego. Entiendo su curiosidad. Quieren saber detalles y tratar de aprender de su experiencia". 
Sobre sus años de ausencia en la Premier, ha dicho: "No creo que la Premier, o el país, me perdieron. El país es demasiado fuerte en relación con el fútbol, ​​y la Premier es demasiado fuerte como para perder a alguien. No es una cuestión de haber desaparecido, pero sí es sin duda una cuestión de sentirme amado aquí, y la gente eso lo sabe".
"Me gusta jugar en casa, sintiendo la pasión de los aficionados del Chelsea, que están felices de tenerme a su lado, pero también me gusta jugar fuera y sentir como la hinchada rival apoya a su propio equipo, y me gusta esa 'hostilidad' porque es una hostilidad pura, no es agresiva. Si los aficionados del Chelsea en Norwich están cantando: 'José Mourinho', y los otros chicos cantan: "Vete a la mierda Mourinho", yo no creo que esto sea hostilidad agresiva. Es mejor esto a que me ignoren. Si un día, yo soy técnico del Norwich, y estuvieran coreando mi nombre también sería pura. Vaya usted, por ejemplo, a países como España y cuando cantan: 'Hijo de puta Portugués', usted sabe que es un sentimiento profundo. Un verdadero odio. Aquí, incluso la hostilidad es diferente. Más en broma. Cuando no estoy ganando soy 'not special any more' (en alusión a su autoproclamación: The Special One). Entiendo eso y me gusta".
"Es bueno estar de vuelta. Me siento como si yo perteneciera a este lugar. El martes, por ejemplo, estuve en Wembley. Yo no celebro [la clasificación de Inglaterra] saltando o bebiendo, porque eso no está en mi naturaleza, pero por dentro lo estaba celebrando. Yo estaba feliz. Un Mundial sin Inglaterra no es un Mundial. Ellos son uno de los grandes países de fútbol y, aunque en un momento dado el equipo nacional no esté en un nivel alto, Inglaterra tiene que estar siempre en un Copa del Mundo. Por supuesto, parte de mí también estaba feliz de que mis jugadores no van a tener la presión de la repesca en noviembre y se pueden jugar dos partidos amistosos en su lugar, en lugar de preocuparse de si van o no a Brasil. Lo merecen. El torneo será mejor por tenerlos allí".
"Esta semana hemos terminado el trabajo con mi equipo comparando la forma en que defendemos cuando algunos jugadores están en el equipo, y la manera en que defendemos cuando otros no están jugando. Se trató todo con un enfoque más científico. Quería ver si mis ojos estaban viendo exactamente lo que los números sugieren que deberían ser".

viernes, 16 de agosto de 2013

PERFIL: ZAKARIA BAKKALI

Perfil: Zakaria Bakkali
 
FICHA TÉCNICA
·         Nombre completo: Zakaria Bakkali
·         Nombre futbolístico: BAKKALI
·         Fecha de nacimiento: 16/01/1996
·         Nacionalidad: Belga, de origen marroquí.
·         Altura: 1,64 m.
·         Club: PSV Eindhoven
·         Campeonato: Eredivise (Holanda)
·         Finaliza contrato: 30 junio 2015

Una semana después de debutar con el PSV en previa de Champions, Bakkali se estrenaba como titular en la vuelta de la eliminatoria ante sus compatriotas del Zulte. Sus desbordes por la derecha sacaron de quicio a la defensa belga, y su partidazo –golazo incluido– no pasó desapercibido para Marc Wilmots, seleccionador belga, que 24 horas después no dudó en convocarlo con la selección absoluta para el amistoso Bélgica-Francia. La prensa acusó de precipitada la decisión de Wilmots, pero Bakkali se iba a encargar de sacar la cara por él cinco días después. Phillip Cocu le daba la alternativa como titular en la Eredivise, y el extremo belga pasó en forma de huracán por encima de la defensa del NEC, con un tremendo despliegue de facultades técnicas y con tres goles que le convertían en el jugador más joven de la historia –17 años y 196 días– en anotar un hat-trick en la Eredivise.
         Bakkali fue fichado por el PSV con 12 años, procedente del Standard de Lieja. Tras su llegada fue quemando etapas a un ritmo vertiginoso, tanto en el club como en la selección belga -17 goles en 23 partidos–, donde fue pasando por todas las categorías inferiores con años de antelación. Ahora se le abren las puertas de la mejor selección belga del último cuarto de siglo, con el Mundial de Brasil a la vuelta de la esquina.

ÁMBITO FÍSICO
Estamos ante un jugador de baja estatura y con un tren inferior poderoso que le otorga una potencia descomunal, aplicada en la salida del regate estático, en el cambio de ritmo cuando conduce en carrera y en el violento disparo que posee con ambas piernas. Como buen extremo destaca por su velocidad –tanto en carrera como en conducción– y en la resistencia a la fuerza explosiva, es decir, es capaz de soportar físicamente la exigente carga que conlleva encarar continuamente al oponente y esprintar para apurar la línea de fondo en repetidas ocasiones. A pesar de ser diestro, su dominio de la pierna izquierda hace dudar en ocasiones. Su golpeo es igual de violento con ambas piernas, pero su calidad para buscar el palo largo con la derecha cuando se perfila desde la izquierda, y su preferencia por la diestra para conducir el balón y ejecutar jugadas a balón parado lo delatan.

ÁMBITO PSICOLÓGICO
Su personalidad y la seguridad en sí mismo intimida. Desde el día de su debut en el PSV asumió la responsabilidad de sacar los córners que se botaban desde la izquierda. Antes de su debut absoluto su protagonismo era indiscutible, pues todos sabían cuando saltaban al campo –Bakkali incluido– que no había nadie como él. Ha dado el salto y parece no haber cambiado nada. Pide el balón, el ataque se vuelca sobre su banda, no duda en volver a encarar cuando pierde un envite, y jamás se esconde. Queda por ver cómo reaccionará cuando, asentado en la élite, le vengan mal dadas, porque hasta hoy su vertiginosa carrera aun no le ha puesto en esta tesitura.

 ÁMBITO TÉCNICO
Tres cualidades técnicas resaltan sobre el resto en su juego: la poderosa salida del regate en seco hacia ambos lados, la potencia y colocación en el golpeo de balón con ambas piernas y la rapidez que tiene para armar el disparo, sobre todo tras salir del regate. Estas cualidades son todas fruto de la potencia de su tren inferior, a la que hay que sumar la velocidad en la conducción y la calidad en el regate, del que busca salir airoso sin necesidad de adornarse. Domina especialmente el autopase, la arrancada en seco y un regate de arrastre de balón, que sin llegar a completar la cola de vaca, le sirve para acomodarse el balón en la zurda cuando jugando en banda izquierda quiere buscar un centro. No es recargado en la técnica, y busca la eficacia en las facetas técnicas donde no influye tanto la potencia, como en el control o en el pase corto.

ÁMBITO TÁCTICO
Es extremo derecho y así lo ha entendido Cocu, que lo acuesta en la derecha del 4-1-4-1 por el que parece que va a apostar esta temporada. El abanico de variantes tácticas ofensivas que se le abre a un entrenador con un jugador así es brutal. Su total dominio de ambas piernas le permite, bien apurar línea de fondo para centrar con pierna derecha, o bien sorprender saliendo hacia el centro buscando enlazar con el mediapunta o perfilarse para el disparo con la zurda. En principio, Cocu lo utiliza en esa posición porque busca en banda derecha la profundidad que no encuentra en la izquierda con Memphis Depay, joven diestro que juega a banda cambiada y que tiende a enlazar con el centro. Sin embargo, repentinos cambios de banda –que ya hacía Bakkali en las categorías inferiores de Bélgica– forzados por Cocu a lo largo de los partidos le valen para buscar la jugada individual, donde partiendo desde la izquierda encara con descaro a los defensas buscando, a la salida del regate, perfilar el disparo al palo largo, al más puro estilo Robben. Sus desmarques buscan más ofrecerse para recibir que romper en carrera para recibir en profundidad, aunque ante equipos más ofensivos –sobretodo en categorías inferiores– su velocidad tras robo ha sido crucial para montar contragolpes letales. La zona natural donde suele recibir es pegado a la cal en tres cuartos de campo, sin embargo en las categorías inferiores de la Selección belga, la superioridad insultante respecto al resto de jugadores le hacen adquirir un protagonismo en ataque que le ha permitido crecer como jugador, pasando a recibir en el círculo central y a conducir y desbordar por el carril central –algo para lo que todavía se muestra tímido en el PSV–, combinando a la perfección con sus compañeros en una zona más poblada de lo que acostumbra a encontrarse en las bandas. Sorprende como un tipo de su edad tiene la sangre fría de temporizar perfectamente en zonas comprometidas esperando la llegada de un compañero al que cederle el balón. Defensivamente, su afán por recuperar el balón le hace ser impulsivo y anárquico en la presión, incluso ha habido que frenar su ímpetu cuando no ha sabido medir las entradas al rival.


Ante el interés de los grandes clubes de Europa tras ser nombrado como mejor jugador joven del mundo en la prestigiosa Copa Nike en 2011, en marzo de 2012 Bakkali extendía su contrato con el PSV hasta verano de 2015. Rebosa talento, tiene hambre, se le adivina pelea, ambición y constancia, y está en la Liga perfecta para crecer como atacante. De allí salieron Van Basten, Romario, Ronaldo, Van Persie o Luis Suárez. Difícil será que Bakkali no se sume a esta lista de fenómenos.


Alberto Egea Estopiñán
@esttoper


miércoles, 14 de agosto de 2013

UNA LECCIÓN DE VIDA

         25 de agosto de 1999. Se están disputando los Mundiales de Atletismo celebrados en Sevilla, el atletismo español goza de mejor salud que la actual, y la prensa española más interesada que nunca en este deporte por aquello de que se disputaba en casa, pronosticaba medallas con un optimismo desmedido. De entre estas opciones, algunas ni se discutían. Como si las regalaran. Todo lo que no fuese una medalla sería un fracaso. En esta terna estaban atletas como Niurka Montalvo y Yago Lamela en longitud, un 1.500 potente con Reyes Estévez, Fermín Cacho y Andrés Díaz, o los maratonianos Abel Antón y Martín Fiz. Y García Bragado. El madrileño, campeón del mundo seis años antes en Stuttgart y subcampeón del mundo dos años antes en Atenas, ante las críticas de la prensa, que le acusaban de no llegar en plena forma -apoyándose en las retiradas que sufrió en los JJ.OO. de Atlanta y el Europeo de Budapest en 1998- se mostró ante los medios en la víspera de la prueba de forma un tanto agresiva, con un ápice de soberbia producto de la seguridad que tenía en sí mismo.
          Llegó la prueba, y una mala táctica y los calambres le hicieron sufrir de forma agónica hasta que en el kilómetro 29, en el que decidió abandonar. Nada más retirarse, hizo unas declaraciones a TVE insólitas, de una honestidad brutal, y que le dejaban como persona a una altura más alta si cabe, que como deportista: "Pido perdón por lo antipático que estuve ayer con los medios y por mi falta de humildad. Creía que me encontraba bien, por los entrenamientos que había hecho en el mismo circuito, pero me he equivocado, he sido muy prepotente. He salido creyendo que era un supermán y no lo soy. Después ya he intentado terminar la carrera, aunque fuera el último y la hiciera en más de cuatro horas como cuando era una promesa, pero no he podido. Lo hacía por ponerme una penitencia, para joderme porque me lo merecía, pero me ha sido imposible por los calambres. Además, tengo que revisar la técnica para Sydney, porque me han dado dos avisos y eso es que tengo fallos". Sobran las palabras.
          Hoy, a muchos jóvenes les habrá sorprendido que el campeón del mundo de 1993, tomara la salida del Campeonato del Mundo de 2013. Cuando hayan visto que ha acabado 12º lo habrán entendido todo. A punto de cumplir 44 años, con un palmarés que asusta -4 medallas mundialistas, 2 europeas y 2 diplomas olímpicos-, con 6 participaciones en JJ.OO. -récord español- y 11 Mundiales a sus espaldas -récord mundial-, ha dejado huella de nuevo. Su mérito es infinito, y no descarta llegar a 2015.
        Corre porque es su forma de vida y porque sigue disfrutando. Porque sabe que es el espejo en el que se deben mirar los atletas españoles si queremos regresar a la élite mundial de la que nunca deberíamos haber salido.

Alberto Egea Estopiñán
@esttoper

lunes, 12 de agosto de 2013

EL (IN)NECESARIO 'NUEVE' DEL BARÇA

EL (IN)NECESARIO 'NUEVE' DEL BARÇA


Por primera vez en su historia todo parece indicar que el Barça arrancará la temporada sin un delantero centro en plantilla. Ni siquiera el ‘Dream Team’ de Johan Cruyff, que hasta la llegada de Romario tantas veces había jugado con una engañosa referencia en punta –entonces era Laudrup el que ejercía de falso ‘nueve’–, había renunciado a tener esta alternativa –Julio Salinas– en ataque.
Cuando Guardiola cogió las riendas del Barça su idea fue clara, su proyecto iba encaminado a terminar jugando sin  delantero centro clásico. El jugador más avanzado debía ser asociativo, dinámico, capaz de salir de su posición para liberar zona de remate para la segunda línea, y feroz en la presión de la salida de balón del rival. Claro que esta forma de jugar necesitaba tiempo para cuajar porque los mecanismos ofensivos eran complejos y costaría asimilarlos. Guardiola decidió prescindir de Samuel Eto’o nada más llegar, pero su alta ficha –inasumible para la mayoría de equipos– y su deseo de permanecer en el club culé pudieron más, y al de Santpedor no le quedó más remedio que planificar la temporada con el camerunés. Un jugador del prestigio y carácter de Eto’o solo se entendía de dos maneras: o fuera del equipo, o con un protagonismo total en él. Todo lo que no fuera esto podría repercutir en la pérdida de compromiso del jugador, en la inestabilidad del vestuario y en el rendimiento del equipo. Consciente de esto, Guardiola le dio galones. Eto’o era un ‘nueve’ que cumplía los parámetros básicos. Nadie presiona como él, su movilidad es total, contagia actitud al equipo y asumiría el rol de goleador del equipo mientras se gestaba una bestia que acabaría por acaparar este cometido, Leo Messi.
El resultado fue un éxito. El Barça ganó todo y Eto’o terminaba la temporada con 36 goles. Sin embargo, en lo que Guardiola definió como una “cuestión de feeling”, Eto’o salía del Barça, que traía a Ibrahimovic en su lugar. Guardiola ponía por encima de todo la salud del vestuario, para lo que el carácter del camerunés consideraba una amenaza. Resultó que la llegada de Ibra iba a suponer salir del fuego para caer en las brasas. Su soberbia no cabía en el vestuario y su juego no encajaba en el modelo. Se buscaba que con las continuas ayudas que exige el marcaje del sueco se desahogara la zona de circulación de balón, superpoblada de rivales a la hora de defender a un equipo que ya era el más estudiado de Europa. El experimento resultó ser un fracaso. Su afán por retener el balón frenaba la fluidez en la circulación de balón culé, y su juego estático, incapaz de salir de su zona, estorbaba las incursiones de Messi. En partidos machos con resultado en contra y ante equipos cerrados su presencia solo restaba. Ni siquiera su altura era un recurso que aprovechar, puesto que semejante inmovilismo facilitaba su marcaje. En estos escenarios –ante Estudiantes en la final del Mundialito de Clubes o ante el Inter en los dos partidos de semifinales de Champions– en los que se necesitaba altura en ataque, hubo que recurrir a Piqué, que sin conocer el oficio de delantero, es capaz de sorprender entrando, de fijar a los centrales, y hábil para despejar la zona cuando es necesario. Cada vez estaba más claro que la presencia de un delantero-boya, aunque se tratara de uno de los mejores del mundo, entorpecía el ataque del equipo.
A Guardiola no le temblaba el pulso, reconocía el error y vendía a Ibrahimovic, que había supuesto un negocio ruinoso para el club, pero que más ruinoso podía ser en caso de mantenerlo. Villa parecía una apuesta más sólida. Aunque menos técnico que el sueco, su perfil más dinámico, su capacidad para jugar en banda y su idilio con el gol dejaban pocas dudas de cual iba a ser su rendimiento. Su posición natural en el equipo se acabaría acostando en la banda, y de las tres campañas en el club –grave lesión mediante– solo alcanzó el rendimiento esperado en la primera parte de su primera temporada.
Tras una temporada en la que Tito Vilanova apenas confío en su único delantero centro al uso –David Villa–, el ‘Tata’ Martino decide que la marcha del asturiano no tenga un recambio de su perfil. La decisión puede parecer arriesgada, pero le sobra coherencia. Con la llegada de Neymar –que parece que como Messi, lo jugará todo–, dos de las tres posiciones en ataque tienen dueño, y el tercero deberá ubicarse en banda. Alexis, Pedro y Tello –e Iniesta si es desplazado a la banda– pelearán por este puesto y por los minutos que perdonen Messi y Neymar. La base en ataque es clara. Dicho esto, se plantea el eterno debate del plan B –de la necesidad o no en plantilla de un ‘nueve’–, que curiosamente sale a relucir en los contados partidos en que el Barça no consigue remontar –en los que lo consigue la discusión se olvida– ante equipos que se encierran en su área de manera descarada. Para evitar el oportunismo, conviene anticiparse al debate, antes de que lleguen este tipo de partidos. Que llegarán.
El modelo del Barça es jugar sin ‘nueve’, y entrena convencido de esa idea, porque la zona que ocuparía el teórico punta es el espacio vital en el que Messi ejecuta, en el que es decisivo. Ante un partido atascado, el equipo está convencido de poder anotar antes jugando sin ‘nueve’ que de una forma en la que no creen y para la que no han entrenado. Si se recurre puntualmente a colgar balones a un tipo alto que actúe como delantero, mejor sorprender con un tipo como Piqué al que nadie espera, que con un cambio en la alineación que advierte a la zaga rival de la necesidad de cambiar la forma de defender, y que impide en un mismo partido volver a atacar de forma natural para el equipo –combinando– en caso de fracaso de dicho plan B –atacar con ‘nueve’ fijo–.
La evidencia se encuentra en la experiencia del pasado. Si con un ‘nueve’ como Ibra, que juega de espaldas y baja balones como nadie, el Barça no supo sacar ventajas aplicando este sistema, ¿para qué un delantero estático en el que nadie cree y que desnaturaliza la idea original del equipo?
Si como alternativa táctica se pretende jugar con un jugador en la posición de ‘nueve’ para fijar a los centrales y descomprimir la zona de tres cuartos donde debe fluir el balón, no es necesario que dicho jugador deba tener las características de un ‘nueve’ al uso. La demostración la hizo Guardiola en el partido de la primera vuelta de la Liga 2011/12 disputado ante el Real Madrid en el Bernabéu (1-3), donde colocó a Alexis Sánchez en esa posición, lo que permitió a Messi asociarse sin tanto tráfico, y al chileno inquieto como siempre, martirizar a la defensa jugando al borde del fuera de juego.
             Está claro que cuanto más amplio sea el abanico de perfiles de jugador en la plantilla  mayor será el margen de maniobra que tendrá el ‘Tata’, pero tratándose de un corte de delantero prescindible, mejor mirar a la cantera y permitir que un diamante como Dongou, que parece tener el límite en el cielo, pueda seguir creciendo a la vera de un técnico de mucho más talento que el que lo dirigió la pasada campaña.



Alberto Egea Estopiñán
@esttoper

viernes, 26 de julio de 2013

HIGUAÍN Y EL PRINCIPIO DE PETER

          Desde el retorno de Florentino a la presidencia blanca cada verano fue igual. La necesidad de financiar la llegada de grandes futbolistas y el afán de desprenderse de todo lo vinculado a su antecesor Ramón Calderón colocaba a Higuaín en la rampa de salida a la conclusión de cada temporada. Florentino conseguía ambos objetivos: llegaban estrellas como Kaká, Cristiano o Benzemá que se financiaban en parte con la venta de las figuras que habían llegado con Calderón –Sneijder, Robben– hasta llegar al punto actual en el que ha logrado formar sin duda una de las plantillas más poderosas del mundo, manteniendo sólo dos futbolistas de los quince que firmó Calderón: Pepe, bastión de Mourinho hasta la irrupción de Varane, y Marcelo, cuyas condiciones ofensivas –en sus cada vez más escasos picos de forma– gozan del beneplácito de un amplio sector del Bernabéu. El tercero, hasta este verano, fue el ‘Pipita’.
            A la sombra de auténticas bestias como Ronaldo –al que reemplazó en invierno de 2006–, Raúl o Van Nistelrooy, Higuaín tenía todo para ser carismático en el Bernabéu. En el momento en el que el dominio europeo del Barça de Rijkaard comenzaba su declive, el Real Madrid apelaba a la épica, clavo ardiendo al que agarrarse para llegar donde ya no alcanzaba un FC Barcelona internamente envenenado. Y en la épica Higuaín se manejó como nadie. Era oportunismo puro. Con sus goles se culminaron remontadas increíbles ante Espanyol (4-3) o Getafe, se selló la Liga en El Sadar y se dio la puntilla al Barça de Rijkaard el día del famoso ‘pasillo’.
            Su nivel se había medido ante equipos medianos, pero sus números en relación a los minutos disputados asustaban. Sin embargo, su juventud y su poca repercusión mediática le seguía exigiendo hacer el doble para conseguir la mitad de oportunidades. Hasta la llegada de Pellegrini. El ‘Ingeniero’ consigue sacar lo mejor del argentino, que formando una dupla mortal junto a Cristiano Ronaldo concluye la Liga con 27 goles. De nuevo grandes cifras, pero de nuevo pasa de puntillas en los partidos machos. Ni en la eliminatoria de octavos de final ante el Olympique Lyon ni en los duelos que decidieron la Liga a favor del Barça hubo rastro del ‘Pipita’ que intimidaba en el día a día.
            Higuaín siguió rindiendo así. Fiabilidad y constancia en la monotonía frente a un empequeñecimiento de preocupar en grandes escenarios y ante equipos grandes. Los números respaldan al ‘Pipa’: 107 goles en 190 partidos. Pero su análisis lo desenmascara: 2 goles en 23 partidos de eliminatoria directa a doble partido en Champions League. Números insostenibles para el ‘nueve’ del Real Madrid.
            Quién sabe si el techo de Higuaín estaba más alto cuando le frenó la incómoda hernia. Pero la realidad es la que es, y desde la lesión su juego ha perdido alegría, es menos incisivo y menos participativo en ataque.
            Dice el ‘principio de Peter’, formulado por Laurence J. Peter a finales de los años ‘60, que cada empleado tiende a ascender hasta llegar a su nivel de incompetencia. Así que ahora le toca a Higuaín bajar un escalón para situarse en el lugar que le corresponde. Nápoles parece un destino a su medida. Será la primera opción en ataque, tiene el respaldo de un técnico de prestigio que se la ha jugado con su contratación, le rodea un equipo con hambre de títulos –la base que dejó Mazzarri la pasada temporada– y con ansias de protagonismo –que anhelan los suplentes reclutados del Real Madrid–, y ante todo tiene la oportunidad de jugar en Champions, donde reside la cuenta pendiente de su carrera.
            Visto desde la perspectiva del club napolitano el fichaje es otra historia. Está claro que el hecho de vender a Cavani tan pronto dio pie al resto de clubes a intentar sangrar sin piedad a De Laurentiis, presidente del club, al que no le ha quedado más remedio que ceder, sobre todo ante el Real Madrid. El Napoli paga 40 millones de euros en 2013 por un jugador que no rinde al máximo nivel desde 2009. Recuerda al reciente caso del Chelsea, que en 2011 pagó 60 millones de euros por un Fernando Torres –al que solo su astronómico salario le puede hacer escapar del principio de Peter–, que no había vuelto a alcanzar su nivel de 2008. Por supuesto que los casos no tienen por qué ser similares, pero teniendo en cuenta el bajón del ‘Pipa’ desde que le diagnosticaran la hernia, invertir casi 40 ‘kilos’ en él y no en otro es cuanto menos arriesgado. Pero Benítez decide, y de su capacidad para recuperar al mejor Higuaín dependen las posibilidades de que el Napoli pueda hacer, al menos, sombra a la Juve en la lucha por el Scudetto.


Alberto Egea Estopiñán
@esttoper

jueves, 30 de mayo de 2013

ENTREVISTA CARLO ANCELOTTI. Diario La Repubblica, 19 marzo 2009.

Entrevista a Carlo Ancelotti. 19 marzo 2009. Ancelotti era entonces técnico del Milan de Berlusconi en la que iba a ser su última temporada allí, antes de firmar por el Chelsea. Hasta ese momento había dirigido a Reggina (1995-1996), Parma (1996-1999), Juventus (1999-2001) y Milan (2001-2009). 


«Mi nombre es el mismo que el de mi abuelo, Carlo Erminio. Era bajito y le llamaban Carlino. En Vía Vallicella, en Reggiolo, me encontraba genial. El día que se sacrificaba el cerdo era el mejor día del año. Mi padre Giuseppe era aparcero. Un terreno de 23 áreas mantuanas, alrededor de 8 hectáreas: trigo, maíz, un viñedo, remolacha azucarera, diez vacas lecheras, algunas gallinas. Un tractor Fiat 21 cavallos, una segadora; si llegaba a faltar algún apero, los granjeros se lo intercambiaban. Como si fuese de ayer a hoy recuerdo cuando llegaba el amo y señor. Delante de la pila de trigo describía una línea con el bastón: esto es mío, esto es tuyo, le decía a mi padre. Estas son mías, y normalmente se cogía para él las gallinas más gordas, y estas son tuyas. Iba en bici, a los 13 años gané los Giochi della Gioventù, a los 12 me rompí un brazo yendo a estrellarme contra la camioneta de un vendedor ambulante, pero siempre preferí el balón a la bici».Aclaremos lo del banquillo. «Spalletti y yo somos amigos, pero puedo entender que se haya un tanto resentido cuando expresé mi deseo de llegar algún día a entrenar a la AS Roma. Me imagino que las radios romanas lo dejaron atónito, sin aliento. Yo en Roma me encontré estupendamente, es una ciudad maravillosa, allí es fácil entablar amistades, hay más calor, no sólo en el aire. Milán es más cerrada que Roma y Turín más cerrada que Milán; en Turín, fuera del fútbol, no tengo un solo amigo. En Roma tengo muchos, de todos es con Bruno Conti con quien más hablo. A Milán intento ir lo menos posible, cuando ocurre que me encuentro en uno de esos restaurantes absurdos, rodeado de gente fingida, me entran ganas de salir huyendo. Por comodidad, cuando era futbolista vivía en Legnano, de entrenador vivo en Gallarate; me parece bien. En Parma, que para muchos es como una isla feliz, nunca hubofeeling ni con el club ni con la ciudad. Siento que nunca fui apreciado. La verdad, no puedo negarlo, es que tenía un buen equipo; el entrenador tenía que ser Capello, sin embargo, llegué yo, y me encontré a Crespo, Thuram, Veron, Chiesa, Zè Maria, que recaló en el club por Cafù, y un muchachito en la portería de quien el Director Deportivo Sogliano no paraba de decir: es un fenómeno, llévalo a titular. En aquel entonces mis lanzamientos a puerta eran buenos, habilidad esta por la que tengo que agradecer a Bruno Mora, mi entrenador en las divisiones juveniles. Y este chiquillo, que era Buffon, paraba casi todos mis tiros».
«¿Quién fue mi ídolo cuando joven? Eugenio Ghiozzi, que sería Gene Gnocchi. Un 10 muy lento pero con una técnica escalofriante. Era famoso, en la Baja. Además hay que acotar que en aquel entonces el fútbol se escuchaba por radio, en la TV pasaban un fragmento de un único partido, uno solo. Mi padre era hincha de la Fiorentina, no sé bien por qué, pero luego no tuvo el menor problema para ir cambiando y convertirse en hincha del Parma, de la Roma, del Milan, del Parma otra vez, de la Juve, del Milan nuevamente. Yo me desvivía por Mazzola y Boninsegna, era interista. Hay que ver, recuerdo, que lo incordié por semanas para que me llevara a ver al Inter. La ciudad más cómoda era Mantua. Debía ser 1971, sé que jugaba Boninsegna. Llegamos y encontramos el todo agotado. Portones cerrados. Me puse a llorar a mares, nadie me podía consolar, fuera del estadio; por lo general me funcionaba pero allí me encontré a un tipo duro, no fue nada fácil ablandarlo. Resistió todo el primer tiempo, el Inter estaba en desventaja de un gol. Después me dijo: venga va, entra ya. El Inter ganó 6-1».
«Hice una prueba para el Inter, cuando el presidente era Fraizzoli. Decidieron que costaba demasiado y ficharon a Beccalossi. Mi bautizo con el Inter fue en San Siro, ante el Hertha de Berlín. Tenía 19 años, entré al vestuario y me encontré con Anastasi, Altobelli, Bini, Canuti, como para hacerse encima. Estuve una semana en Appiano con Bersellini y su segundo de a bordo, Onesti. Cada día me pesaban, una tortura. Si te quedas, tendremos que estudiar crear una dieta especialmente para tí, decían. Para mis adentros rogaba que me descartaran. Me fue bien».
«Junto a Bruno Mora, que era también una persona estupenda, reconozco a otros dos maestros: Liedholm y Sacchi. Uno había sido un gran campeón, el otro un atleta ordinario. Al actual Milan creo que Nils lo dirigiría mejor que yo y Arrigo peor. A Liedholm le gustaba la técnica, interpretaba los partidos no como destrucción del adversario sino como exaltación de las dotes de los suyos. Impuso la defensa en zona, no se cansó jamás de enseñar el fútbol. Sacchi fue un grandísimo maestro de táctica: defensa alta, pressing, entrenamientos casi más extenuantes que los mismos partidos. Cuando el Roma jugaba en Milán o Turín, salíamos el miércoles a la medianoche en vagón-cama desde la estación de Termini. Debido a que a Nils le resultaba imposible seguir despierto hasta la medianoche, a las diez se iba a la estación Tiburtino, donde armaban el tren, y se metía en el coche-cama. Pasábamos más de tres días de retiro en el Astoria Hotel de Busto Arsizio. Nos divertíamos como locos, jugando cartas, haciendo tonterías. Hoy en día, después de la cena, los jugadores desaparecen todos con el iPod, PlayStation, pc, móvil. No es lo ideal, para unirse y formar grupo. Pero el tiempo pasa para todo y para todos. Con una lesión como la que sufrió Gattuso, estuve yo con una pierna tiesa como un palo y durante 100 días no pude poner el pie en el suelo. No han pasado 90 días desde la intervención a Gatusso y él ya corre y le pega a la bola, está casi listo».
«Pasa el tiempo también para mí. En mis comienzos era demasiado sacchiano, sólo entendía de 4-4-2. Con Sacchi† había tenido enormes satisfacciones, temía cambiar. Descarté a Roberto Baggio porque un trequartista no tenía cabida en mis esquemas. Consideración casi idéntica en el caso de Zola, en competencia con Crespo y Chiesa. Hoy no dejaría irse a Zola y a Baggio le diría: aquí te espero. Con el tiempo se adquiere sabiduría. En la Juve tenía a Zidane y no repetí los mismos errores que cometí en el Parma. En el Milan tuve que estudiar la manera para que convivieran Pirlo, Seedorf, Rui Costa y Rivaldo. El fútbol actual tiene dos puntos fijos: un delantero de especial valor o peso específico y la vuelta del trequartista, el jugador que hace de enganche. Mi único punto fijo es la defensa de 4, del centrocampo hacia adelante se puede hacer de todo».



«Hay cosas que me fastidian. ¿Que Ancelotti es demasiado bueno? ¿Pero cuándo? Si es el caso de cabrearse me pongo como una fiera, pero no salgo a anunciárselo a los periodistas. ¿Ancelotti es demasiado corporativista? ¿Pero dónde? A parte que quisiera saber cuántos entre aquellos que me critican irían a putear a su jefe frente a las cámaras de televisión; en el Milan me siento bien, con algunos de sus jugadores tengo una relación especial, Maldini, Gattuso, Pirlo, y no padezco las observaciones de Berlusconi. Lo que a él le gusta me lo sé de memoria: ganar jugando bien. No siempre es posible. Pero debo darle el crédito que él nos critica cuando vamos bien y cuando vamos mal está al lado del equipo y de su entrenador. De que llegamos terceros no tengo duda alguna, y quiero mantener las expectativas por lo bajo. Después se verá, sucederá lo que deba suceder, lo digo con la mayor serenidad».
Hecha la acotación hablemos de Africa. «Hice que Halilhodzic se cabreara cuando dije que me gustaría entrenar a Costa de Marfil en un Mundial. Claro que me gustaría, creo fuertemente en el fútbol africano, tiene jugadores excepcionales que no hacen equipo. Drogba, los dos Touré, Kalou, Eboué, Zokora, ¡cómo para desecharlos! En el Mundial perdieron por un solo gol ante Argentina y Holanda y le ganaron a Serbia. Me gusta la idea de África o, también, la de estar comprometido con alguna selección nacional. Fue muy bueno mi estreno con gol, en el Mundialito de Uruguay, con Bearzot. En el ’86 fui seleccionado pero no jugué, en el ’90 fui “actor secundario”, en el ‘ 94 fui el segundo de Sacchi. Me gustaría una tajada de la torta, grande y bella».
«Se dice que me parezco a Hiddink, de cara. Es cierto, como cierto es que Hiddink es de todos el colega que más aprecio. Me gustaría señalar algo sobre los árbitros italianos: abusan del silbato, también Collina está de acuerdo, últimamente están buscando cambiar y adecuarse. Me gustan Morganti, Rizzoli, Celi, Saccani. No es posible que todos los toques, en un deporte de contacto, sean faltas. En cambio, los jueces de línea son los mejores del mundo en los fuera-de-juego. Creo que Collina está haciendo un buen trabajo, aun cuando, en el pasado, he tenido discusiones con él. Soy el único entrenador que expulsó con tarjeta roja. Fue cuando estaba con el Parma, en un partido frente a la Juve, decisivo para el Scudetto. Hombro contra hombro, entre Vieri y Cannavaro, penalti para ellos. 'Bravo, bravosei proprio bravo', le grité. Expulsado. Me dijo: por el movimiento de labios entendí que me llamaste boludo. No fue así, le dije, sólo lo pensé».


Diario La Repubblica, 19 de marzo 2009.