viernes, 29 de junio de 2012

ABORRECIDOS DE GANAR nº21 Revista Kaiser 02/07/2012

ABORRECIDOS DE GANAR

     A la fecha de publicación de este artículo ya se conocerá si España ha conseguido revalidar o no su título de campeón de Europa, dato que desconozco en el momento de escribir este artículo pero irrelevante respecto al contenido de éste. Sea como sea España ha vuelto a demostrar ser un equipo extremadamente fiable en eliminatorias a un partido en competiciones oficiales. La Selección opta por dar espectáculo en las fases de clasificación de Eurocopas y Mundiales para competir extraordinariamente (si por competir entendemos el arte de conseguir un resultado y conservarlo variando la forma de jugar en función de éste) en las fases finales de estos torneos, consciente de que el margen de error es mucho mayor en las primeras que en las segundas, donde el mínimo fallo te puede mandar para casa.
            Vicente Del Bosque sabe que la Selección, como el Barça de Guardiola va a disponer en cada partido del monopolio de la posesión de balón sin importar el rival. A partir de ahí, sobre esa base Del Bosque y Guardiola arman dos equipos distintos. Ambos crean un gran rondo por delante de la línea defensiva, pero mientras el Barça sostiene este rondo solamente con Busquets y un sistema de ayudas mucho más trabajado que el de la Selección, España echa el cerrojo a dicho rondo con dos jugadores (el propio Busquets y Xabi Alonso). Así, a la retención del balón en los rondos eternos se le suma la dificultad que tienen los rivales en sobrepasar el muro que forman Busquets y Alonso cuando roban la bola del rondo. Consecuencia de esto es no sólo los pocos goles encajados por España sino las pocas ocasiones claras de gol que le generan los rivales, llegando a finalizar partidos como el de cuartos de final frente a Francia en los que apenas se percibe la sensación de haber pasado apuros a pesar de aguantar con una ventaja mínima durante casi todo el encuentro. El dato esclarecedor es que España lleva nueve partidos consecutivos sin encajar un gol en eliminatoria directa en una fase final de Eurocopa o Mundial, desde los octavos de final del Mundial de Alemania en 2006 contra Francia.
            En esta Eurocopa la baja de Puyol ha devenido en una Selección aun más conservadora, pues obliga a ubicar a Ramos como central y colocar a Arbeloa como lateral, muy limitado en ataque, perdiendo así el puñal que suponían las internadas por la banda derecha de Sergio Ramos en el Mundial. Con este panorama se queda Jordi Alba, gran revelación de esta Eurocopa, como única alternativa a la sorpresa en un ataque que cuando renuncia a las bandas queda a expensas de una genialidad de Iniesta o Silva hilando fino por el centro de la defensa rival, o de un día inspirado de Torres.
            Al jugar con un doble pivote tan marcado, a diferencia del esquema del Barça, Del Bosque sacrifica en ataque un jugador con movilidad que sorprenda desde la segunda línea (como puede ser Mata o Cazorla) para blindar el rondo, puesto que ni Busquets ni Xabi (el primer gol ante Francia fue una excepción) suelen abandonar su posición inicial para incorporarse al ataque.
            Evidentemente la búsqueda del gol es más difícil con este sistema, he ahí las dificultades que ha tenido España en estos últimos tiempos para remontar en las contadas ocasiones en las que ha comenzado perdiendo en partido oficial. Ni en el debut en el Mundial frente a Suiza, ni en semifinales de la Copa Confederaciones frente a EEUU ni hace un par de semanas contra Italia fue capaz de levantar el resultado, ante equipos que supieron cerrarse para defender su ventaja. Sin embargo Del Bosque asume este riesgo, sabedor de lo tremendamente difícil que es hacerle un gol a España, y del gran resultado que le da plantear partidos a resultado corto, situación que domina como nadie (los cuatro partidos a eliminatoria directa en el Mundial de Sudáfrica los ganó 1-0 y los cuartos ante Francia 2-0).
            El juego de la Selección de Luis Aragonés, como el primer Barça de Guardiola sorprendía por desconocido. Hoy ese fútbol, ese estilo y su manera de contrarrestarlo es el más estudiado del mundo por el resto de entrenadores. Ante el conocimiento de este sistema por los rivales Del Bosque optó por hacer de este conjunto un equipo mucho más pragmático y cerebral mientras que Guardiola no dejó de innovar a la hora de buscar el gol intercambiando la posición de falso delantero entre Messi y Cesc (incluso sin delantero como en la final ante el Santos), jugando con defensa de tres, colocando a Dani Alves de extremo, etc. El Barça de Pep nunca dejó de buscar el gol fuese cual fuese el resultado del partido en ese momento. Por eso no imagino a España dejando escapar ventajas como la que tuvo el Barça frente al Chelsea este año con 2-0 a favor y jugando contra diez, o dejándose remontar en San Siro frente al Inter de Mourinho en las semis de Champions en 2010. Sin embargo tampoco imagino a la Selección goleando 5-0 al Madrid de Mourinho o pasando por encima del Santos en la final del Mundialito (4-0). Y no por falta de nivel sino porque manejan filosofías distintas. El juego del Barça es más romántico e ingenuo (gana por aplastamiento) mientras que la Selección utilizando la misma base de dominio total de la posesión de balón y juego asociativo no deja resquicio al sobresalto, finiquitando los partidos una vez consiguen adelantarse en el marcador escondiendo la pelota haciéndola inaccesible para el rival.
            Quizá España no ha sabido (o tal vez no era posible) cómo solventar la baja de Villa, delantero que mejor se adapta a esta manera de jugar. En el fútbol actual en que la labor del nueve puro, la de estar en boca de gol y ser responsable de definir las jugadas, está siendo asumida cada vez más por el nuevo diez, que no sólo tiene importancia capital en la elaboración de la jugada sino que se mueve en unas cifras goleadoras similares o incluso superiores a las del delantero centro estático (Cristiano, Messi, Van Persie,…), sea necesario de cara al próximo Mundial de Brasil de dentro de dos años comenzar a confiar en el delantero del Atlético de Madrid Adrián, que cumple todos los requisitos para rendir en esta posición. Esta es la demarcación que España debe trabajar en el futuro para ganar fluidez a la hora de buscar el gol. Seguro que Del Bosque le otorga la confianza al asturiano, que irá incrementando sus cifras goleadoras progresivamente como hizo Messi en el Barcelona (salvando las distancias evidentemente) y que por edad llegará al Mundial 2014 con 26 años en su plenitud futbolística.


            Claro está que todos tenemos debilidad por un jugador u otro, y que tantos seleccionadores hay como habitantes tiene el país. Pero a Del Bosque se le pueden reprochar pocas cosas. Como seleccionador, sin ser tan espectacular como el 4-4-2 de Luis Aragonés, ha convertido a España en un bloque eficiente inmune a las bajas (en lo que a resultados se refiere), de una fiabilidad insuperable en competición y con un estilo propio genuino, modelo a seguir cada vez por más selecciones.
            No es un genio como Guardiola (considero genio al que crea algo nuevo, al que inventa), que perfecciona el rondo, que apuesta por Busquets en el equipo cuando nadie le conocía o que reinventa a Mascherano de central y coloca a Cesc de falso delantero cuando todos lo veíamos como relevo natural de Xavi. Pero como hombre inteligente que es Del Bosque aplica el sentido común para sacar partido de la obra de Guardiola y aplicar lo que le conviene al combinado nacional. Ha tomado decisiones importantes y no le ha temblado el pulso. Siguió confiando en Sergio Busquets a pesar del linchamiento de la prensa nacional tras el Suiza-España del Mundial de Sudáfrica, dejó a Torres en el banquillo en la final del Mundial y no ha dudado en dejarlo fuera de la convocatoria cuando su baja forma era evidente.
            Su imagen sosegada y su reputación inmaculada hacen de él un representante institucional modélico para España de cara al exterior con un mensaje sereno pero con un trasfondo con más contenido que el que aparenta. Ante las desproporcionadas críticas a lo largo de toda la Eurocopa por una parte de la afición y sobretodo por la prensa más oportunista y ventajista, Del Bosque en un toque de atención a la sociedad española espetó aquello de que “hemos pasado de pobres a ricos demasiado rápido”. Paradójicamente nos ha sucedido con la selección todo lo contrario a lo que nos ocurre en el día a día de la sociedad española en general. Así que igual que ahora añoramos los tiempos de bonanza pasados en la realidad que de verdad importa, deberíamos cuidar un poco la perspectiva real y recordar que éramos eternos perdedores hasta hace cuatro días, antes de que esta amalgama de ayatolás y visionarios en forma de periodistas ventajistas que esperan a que sucedan los acontecimientos para entonar el “ya lo decía yo” y el “se veía venir” hagan morir de éxito a una generación inigualable.



Alberto Egea Estopiñán, Revista-Kaiser nº21 02/07/2012
@esttoper

sábado, 9 de junio de 2012

DOPING FINANCIERO, CONCURSO DE ACREEDORES Y OTRAS TRAMPAS LEGALES nº18 Revista Kaiser 11/06/2012

DOPING FINANCIERO, CONCURSO DE ACREEDORES Y OTRAS TRAMPAS LEGALES

Estos días que han transcurrido entre el final de la temporada y el comienzo de la Eurocopa ya han servido para vislumbrar las directrices de lo que va a ser el mercado de fichajes este verano. Con la crisis asfixiando a la mayoría de clubes se prevé que no se acometan grandes desembolsos de dinero y que abunden las cesiones y los trueques jugador por jugador entre los clubes pequeños y medianos. Sin embargo entre los clubes más ricos podemos estar ante uno de los últimos veranos en los que se abonen cantidades astronómicas en traspasos muy superiores al valor real de los jugadores.
            En la campaña 2014-15 entrará en vigor el Fair Play financiero, medida impuesta por la UEFA por la que en el balance anual de los clubes los gastos no podrán superar nunca a los ingresos, para hacer frente así al doping financiero, término acuñado por Arsene Wenger, que se refiere al déficit de los clubes cuyo dueño tiene capacidad de asumirlo como propio en lugar de ser asumido por la entidad. Es decir, los dueños palian el déficit mediante inyecciones de dinero al club en forma de préstamos internos para sostener la institución. Suelen ser equipos propiedad de multimillonarios jeques, magnates rusos, etc. que dilapidan dinero en fichajes y que posteriormente son los que más pérdidas registran (el Manchester City supera los 100 millones de euros en pérdidas, mientras que Juventus, Inter y Chelsea son los siguientes en este orden superando de largo los 80 millones). Barça y Real Madrid mantienen el pulso con estos equipos por los desproporcionados ingresos por derechos televisivos que perciben ambos con respecto al resto de equipos europeos. Estos ingresos televisivos sí serán legítimos a la hora de cuadrar el balance financiero de los clubes, por lo que el Fair Play Financiero parece que beneficiará a los dos grandes clubes de la Liga española.
            Por lo tanto, y a la espera de que llegue la temporada 2014-15, estos equipos acusados de doping financiero van a aprovechar seguro para fichar jóvenes talentos a precios desorbitados como base para los años venideros en los que esta política les obligue a justificar ingresos y gastos. Así a los fichajes ya oficiales de Hazard por el Chelsea (40 millones de euros), Marco Reus por el Borussia Dortmund (18) o Kagawa por el Manchester United (15), se les unirán las inminentes llegadas de Hulk al Chelsea (47) y otros que suenan fuerte como Hamsik al Bayern Munich o Jordi Alba al Barcelona. Y no será extraño que valores en alza como Lewandowski, Bale, Javi Martínez, Giovinco o Belhanda acaben dejando llenas las arcas de sus clubes en busca de contratos millonarios y mayores ambiciones futbolísticas.
            Mientras en España la deuda, de puertas para adentro es insostenible. Desde que en 1992 prácticamente se obligara a los clubes a convertirse en Sociedad Anónima Deportiva la deuda ha ido en ascenso hasta llegar a la debacle actual. En este periodo han desaparecido catorce clubes, y la deuda ha crecido desde los 145 millones de euros que se registraban antes de la entrada en vigor de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas hasta los 752 millones que se le adeudan solo a la Agencia Tributaria actualmente. De hecho los clubes que más ingresos tienen hoy son el Real Madrid y el Barcelona, dos de los cuatro que cumplían los requisitos exigidos (además de Athletic y Osasuna) para seguir siendo asociaciones deportivas no mercantiles.
            El progresivo endeudamiento durante estos años ha estado respaldado por una Ley Concursal que ha supuesto hasta su reforma en septiembre de 2011, la panacea de las gestiones bochornosas de muchos presidentes que han gastado por encima de las posibilidades económicas de las entidades que dirigían, y el azote de los equipos que actúan de acuerdo a su economía real sin hipotecar su futuro. Una figura jurídica que permite aplazar pagos a las empresas en dificultades y que, por supuesto, también afecta a los futbolistas. Esto ha desembocado claramente en una trampa legal en la que se ha extendido su uso abusivo por multitud de sociedades deportivas que adeudaban dinero a sus jugadores.
            La aplicación de esta Ley suponía una adulteración de la competición, tal y como se expone en el preámbulo de la reforma de dicha Ley achacando que  la igualdad en la competición "se quiebra cuando un competidor que cumple con los requisitos establecidos por el organizador compite, en desventaja, con quien no atiende a las obligaciones económicas y de otra índole establecidas y busca aprovecharse de ser declarado en concurso para no tener que respetar los mismos requisitos que los demás participantes". Y haciendo hincapié en la imposición de sanciones añade que "la sujeción a la Ley Concursal no impedirá la aplicación de la normativa deportiva que regula la competición, evitando que se pueda inaplicar y dejar sin efecto dicha normativa". Los clubes deberán estar al corriente del pago a sus jugadores a partir del próximo julio si no quieren ver como son descendidos de categoría.
            Precisamente los tres equipos ascendidos el año pasado (Granada, Rayo y Betis) se han acogido a esta Ley, lo que supuso una de las causas de la convocatoria de huelga por parte de la Asociación de Futbolistas Profesionales (sindicato que aglutina a los jugadores) en la primera jornada de liga de este año. Mientras en Inglaterra la solicitud del Porstsmouth  para entrar en concurso de acreedores conllevó el descenso automático de categoría (allí el que no paga no compite), en España son ya 22 los equipos que se han acogido a la Ley Concursal sin penalización alguna.
Existen multitud de casos flagrantes en los que el club que se acoge al concurso sale beneficiado ante la entidad que lleva sus cuentas al día y no gasta más de lo que ingresa. En el verano de 2010 el Betis, todavía en Segunda división, ficha al goleador del Elche Jorge Molina por 1,8 millones de euros. El club no cumple los plazos de pago del fichaje y poco después entra en concurso de acreedores con una deuda reconocida de 66 millones de euros. Esa misma temporada, el Betis queda primer clasificado y asciende directamente a Primera división, mientras que el Elche (que se ve obligado a vender a Jorge Molina para cuadrar sus cuentas) acaba cuarto, pierde la final por el ascenso ante el Granada (también en concurso de acreedores) y se queda en Segunda. Con el ascenso el Betis pasa a ingresar 21 millones de euros por derechos televisivos mientras que el Elche apenas ingresa un millón.
            A principios de esta temporada que acaba de concluir el Real Zaragoza, también inmerso en concurso de acreedores y con la deuda más alta de todos los equipos que se encuentran en esta situación, se hace con los servicios del portero Roberto, que es adquirido por ocho millones de euros por un fondo de inversión afín al presidente Agapito Iglesias y que lo cede al club maño. Fichar mediante un fondo de inversión no deja de ser una treta más para burlar la ley y seguir jugando con ventaja sobre aquellos clubes que mantienen sus cuentas saneadas. Paralelamente el Villarreal, con el fin de cuadrar sus balances y mantener saneada su economía toma la dura decisión de vender a su mejor jugador, Cazorla. El trágico final es de sobra conocido. El Zaragoza se salva milagrosamente, mientras que el Villarreal acaba descendiendo a Segunda con todo lo que ello conlleva: desciende al filial que ya tenía salvado a 2ªB, deja de ingresar 25 millones de euros de las TV además de publicidad y patrocinios, su presupuesto pasará de los 67 millones en Primera a los aproximadamente 25 en Segunda, por lo que tendrá que deshacerse de sus mejores jugadores, algunos de ellos emblema del club (Borja Valero, Rossi, Diego López…).
            Parece ser que el gobierno se ha decidido a crear una nueva Ley del Deporte en la que endurecerá las condiciones de estos clubes, permitiéndoles fichar solamente a coste cero a los clubes que se acojan al concurso e intentando evitar que clubes intervenidos puedan acudir a fondos de inversión que les presten jugadores. Esta regeneración del fútbol español es totalmente necesaria, pero poniéndonos en la piel de los clubes honrados, ¿quién le devuelve al Elche su oportunidad única de haber regresado a Primera?¿y si no vuelve a haber otra?¿qué pasa si el Villarreal se mete en la vorágine de años eternos de peregrinaje entre la Segunda y la 2ªB como le ha pasado a Oviedo, Albacete o Alavés? Parece que hemos dejado de mirar a un lado y que por fin existe intención de cambiar esta dinámica que no hace sino ponernos en evidencia ante el resto de países de Europa. Solo queda esperar que para estos equipos honrados no sea demasiado tarde.



Alberto Egea Estopiñán, Revista-Kaiser nº18 11/06/2012
@esttoper

domingo, 3 de junio de 2012

UNA GENERACIÓN PERDIDA nº17 Revista Kaiser 04/06/2012

Una generación perdida

Recién derribado el ‘telón de acero’, a principios del año 1990 comenzaban a aflorar de nuevo los viejos sentimientos nacionalistas de las distintas regiones de la antigua Yugoslavia. El comunismo yugoslavo, en clara decadencia, seguía utilizando el deporte (como han hecho siempre todos los sistemas autoritarios de todos los colores políticos) como muestra de la vitalidad del país ante el resto de Europa, tratando de esconder así las miserias de un sistema que parecía obsoleto y que tocaba a su fin. El deporte yugoslavo, en especial el fútbol y el baloncesto, estaba en pleno auge. En basket tras la plata conquistada en las olimpiadas de Seúl en 1988, una generación irrepetible liderada por Kukoc, Divac y el malogrado Drazen Petrovic ganaba dos años después el Mundial disputado en Argentina. Paralelamente una hornada de futbolistas técnicamente superdotados, había asombrado al mundo conquistando el Mundial sub-20 disputado en Chile en 1987. Unos jovencísimos Robert Prosinecki (Balón de Oro del torneo), Boban (Balón de Plata), Davor Suker y Pedja Mijatovic formaban una delantera de ensueño que hacía presagiar un futuro glorioso a la selección balcánica.
Esta terna de jugadores la formaba una mezcla heterogénea de futbolistas de distintas regiones de Yugoslavia. Croatas, eslovenos, serbios, bosnios, montenegrinos y macedonios competían bajo la misma bandera. Las sucesivas guerras de la ex-Yugoslavia iban a dejar como resultado una situación muy distinta a esta.
A nivel de clubes el Estrella Roja de Belgrado, como campeón de la Liga yugoslava en 1990 iba a ser el representante de este país en la Copa de Europa del año siguiente. Su temporada en Liga había sido espectacular, pero estaba por ver si eran capaces de exhibir ese nivel de juego en Europa. Llegaron a la final con un equipo que derrochaba talento y como gran favorito para convertirse en el primer equipo yugoslavo en alzarse con la Copa de Europa ante el Olympique de Marsella liderado por Papin. Los jugadores del Estrella Roja se concentraron una semana antes aislados en un castillo a veinte kilómetros de Bari, ciudad italiana dónde se iba a disputar la final. La presión a la que estaban sometidos por su propio país era insoportable.


Era un todo o nada. Si vencían iban a ser héroes en Yugoslavia; si caían el regreso podía ser muy duro. El equipo comandado por Ljupko Petrovic salió atenazado al estadio San Nicola de Bari y durante todo el partido no se atrevió a realizar el juego que había desarrollado durante todo el año. El miedo se apoderó del equipo balcánico y el Marsella dominó el partido en todo momento. Sin embargo el marcador no se movió. Se llegó a la tanda de penaltis y allí Estrella Roja no falló. El defensa francés Amoros erró su lanzamiento y el goleador de Estrella Roja, Pancev dio su primera Copa de Europa al club y al país. Una Copa de Europa merecida durante toda la competición pero que no tuvo la belleza que se esperaba en la final. Esta esperada exhibición llegó a finales de ese mismo año en la final de la Copa Intercontinental disputada en Tokio ante Colo-colo. Estrella Roja a pesar de jugar toda la segunda parte con un hombre menos por la expulsión de Savicevic aplastó a Colo-colo por 3-0 y pudo así demostrar la grandeza real del fútbol de ese equipo.
En ese momento Yugoslavia iba a llegar a la Eurocopa de 1992 con un equipo temible, pero poco antes iba a estallar la guerra y todo iba a cambiar. Antes de llegar a este punto el 13 de mayo de 1990 se iba a producir un acontecimiento que iba a reflejar la cercanía del inicio de la guerra. Jugaban en Zagreb los dos equipos de máxima rivalidad en Yugoslavia, Dinamo de Zagreb y Estrella Roja, representantes máximos del fútbol croata y el fútbol serbio respectivamente. Una semana antes se habían celebrado las primeras elecciones autonómicas croatas tras la caída del comunismo en Europa del Este, y el resultado había dado como ganador a la fuerza nacionalista liderada por Franjo Tudjman, gran enemigo de Slovodan Milosevic. Esto convirtió el partido en una batalla. Los aficionados radicales transformaron un partido de fútbol en un frente abierto entre nacionalistas croatas y serbios. Más de tres mil hinchas serbios viajaron hasta Zagreb, capital croata encabezados por Arkan, que más tarde se haría famoso desgraciadamente, un señor de la guerra de los Balcanes que fue perseguido como criminal de guerra y finalmente asesinado en el 2000. Los ultras radicales de ambos equipos -los Bad Blue Boys del Dinamo y los Delije (tipos duros) del Estrella Roja-, iniciaron un intercambio de cánticos ofensivos que desembocaron en una batalla campal, con los hinchas serbios arrancando asientos del estadio y arrojándolos contra la hinchada croata ante la pasividad de la policía. La desidia policial permitió que los aficionados atravesaran la barrera que los dividía y comenzaran a sacar cuchillos, con un balance de cientos de heridos durante una batalla campal que se prolongó más de una hora. Cuando la policía comenzó a actuar de verdad ya era tarde y fueron llegando refuerzos policiales que intervinieron tanto en las gradas como en el terreno de juego. Los jugadores del Estrella Roja, equipo visitante, se habían retirado a los vestuarios, pero algunos del Dinamo como Boban todavía permanecían en el terreno de juego. El caos era absoluto y la actuación de la policía se llevó a cabo de una manera parcial. Las fuerzas de seguridad estaban en ese momento lideradas por Slovodan Milosevic y, por orden, solo atacaron a los seguidores croatas, multiplicando así las fuerzas de los radicales del Estrella Roja. Fue entonces cuando se produjo la famosa patada voladora de Zvonimir Boban. El jugador croata, por entonces de 21 años, vio como un agente se estaba ensañando con un seguidor croata y para intentar defender a su compatriota pateó al policía. Boban fue sancionado con seis meses de suspensión y cargos criminales, transformándose en un símbolo heroico del nacionalismo croata. Esa acción supuso para muchos el desencadenante de la inminente guerra que iba a segmentar a Yugoslavia, y se encarga de recordarlo una placa en el estadio Maksimir de Zagreb: "A los aficionados del equipo, que sobre este terreno de juego empezaron la guerra contra Serbia el 13 de mayo de 1990".
Una vez iniciada la Guerra de los Balcanes a principios de verano de 1991 con las declaraciones de independencia de Eslovenia y Croacia, muchos futbolistas croatas (Suker, Jarni, Prosinecki, Boban), eslovenos (Katanec), bosnios (Kodro y el seleccionador Ivica Osim) y macedonios (Pancev) renunciaron a volver a vestir la camiseta yugoslava, quedándose como representantes de esta selección los jugadores serbios más los montenegrinos Mijatovic, Savicevic, Jokanovic y Brnovic. A pesar de que el conflicto había estallado meses antes, el 30 de mayo de 1992 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decidió sancionar a Yugoslavia. La medida también incluyó la exclusión del combinado balcánico de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos que debían celebrarse en Barcelona ese mismo verano. Su plaza en la Eurocopa la ocupó la selección danesa, que tuvo que reunir a sus jugadores que estaban de vacaciones a menos de diez días para el inicio de la competición. Dinamarca que llegaba de tapada acabaría ganando esa Eurocopa para sorpresa de todos.

Tras la guerra, las diferentes regiones de la extinta Yugoslavia se consolidaron como países independientes. El mayor logro de una selección balcánica después de la guerra fue el tercer puesto de Croacia en el Mundial de Francia en 1998. Pero quién sabe qué podría haber logrado esa selección yugoslava si la guerra no se hubiera llevado por delante una generación de oro.


Alberto Egea Estopiñán, Revista-Kaiser nº17 04/06/2012
@esttoper