EL BALÓN DE LA DISCORDIA
Finalizada la Eurocopa, un año más se abre el debate sobre a qué manos
debe ir a parar el Balón de Oro de este año. Este galardón creado por la
revista gala France Football y que
corona al mejor jugador del planeta de cada curso futbolístico, cambió el
procedimiento de adjudicación en 2010, circunstancia que ha avivado más si cabe
la polémica sobre qué futbolista es merecedor de este galardón.
Desde su nacimiento en 1956 y hasta
2009 el ganador era elegido por un jurado compuesto por 96 periodistas
especializados de 96 países distintos, que votaban de acuerdo a unos criterios
determinados por la revista francesa (resultados individuales y colectivos del
año correspondiente, carrera profesional, carisma, talento y juego limpio). Hasta
1995 los candidatos solo podían ser futbolistas europeos de clubes europeos,
dato que explica por qué Maradona o Pelé nunca lo ganaron. En 1995 se amplía la
lista de candidatos: optan al premio todos los jugadores de todas las
nacionalidades que militen en clubes europeos. Ese mismo año el liberiano
George Weah, jugador del Milan se convierte en el primer jugador no europeo en
ganar el Balón de Oro. Luego vendrían otros no europeos como Ronaldo, Rivaldo o
Kaká. Ya en 2007 el Balón de Oro premia al mejor futbolista del planeta juegue
donde juegue.
El Balón de Oro siempre ha estado
rodeado de polémica, cosa normal por la dificultad que entraña siempre otorgar
un premio individual en un deporte de equipo, y por la subjetividad de la
opinión del jurado en la que influyen las distintas perspectivas, sentimientos,
inclinaciones hacia un tipo de jugador u otro, etc. Realmente es un trofeo
innecesario (no encuentro sentido a que en un deporte de equipo se ponga al
individuo por delante del grupo), aunque su importancia mediática y comercial
es indiscutible.
En 2010 el Balón de Oro (otorgado por France Football) y el FIFA World
Player (otorgado por la FIFA) se fusionan en el FIFA Balón de Oro. El ganador
es elegido por el seleccionador, el capitán y un periodista de cada uno de los
156 países afiliados a la FIFA. Es decir, el jurado pasa de estar formado
únicamente por periodistas a componerse de un tercio de seleccionadores, un
tercio de futbolistas y otro tercio de periodistas.
La gran diferencia a la hora de votar
ha sobresalido en los años en los que se ha celebrado Campeonato del Mundo de
Naciones. Hasta el 2010, en los años de Mundial el criterio central para la
revista France Football era lo
realizado en dicho acontecimiento. Hacer un gran Mundial podía eclipsar una
mala temporada, mientras que un Mundial discreto podía echar por tierra una
temporada colosal. Por ejemplo en 1982 el italiano Paolo Rossi continuaba
inhabilitado por el escándalo Totonero -una trama
de corrupción sobre apuestas clandestinas, en la que estaban inmersos
jugadores, entrenadores y dirigentes de clubes de la Serie A y la Serie B-,
pero su sanción de dos
años concluía poco antes de comenzar el Mundial de
España. A pesar de su baja forma física evidente en los dos primeros partidos
mundialistas, el entrenador italiano Enzo Bearzot confío en Rossi, que acabó
conquistando el Mundial con su selección siendo el máximo goleador con seis
tantos (un hacktrick ante Brasil en cuartos, dos goles ante Polonia en
semifinales y abriendo el marcador ante Alemania en la final). Tres partidos le
bastaron para hacerse con el Balón de Oro. Sin embargo otros, como Henry en
2006 les sucedió todo lo contrario. El francés fue máximo goleador de la
Premier con el Arsenal que quedó subcampeón, perdió la final de la Champions
con el Barcelona y llevó a Francia a la final del Mundial donde cayó ante Italia
en penaltis. Sus números goleadores apabullaban. Pero el Mundial lo ganó
Italia, y era allí donde había que sacar al galardonado. Italia sobresalió en
defensa y allí el líder era Cannavaro que acabó siendo el Balón de Oro de aquel
año. De no ser por el penalti que erró Trezeguet y si Francia gana aquella
tanda el ganador no hubiera dejado lugar a dudas.
Sin embargo actualmente el criterio
ha cambiado. Los periodistas pueden mantenerlo, pero sólo son un tercio del
voto. A entrenadores y futbolistas les preguntas quienes son los tres mejores
futbolistas del mundo para ellos y responderán el que a ellos les parezca
mejor, a su compañero de equipo, de selección o a su mejor amigo. Sin atender a
Mundiales, goles, juego limpio etcétera. No se les puede exigir objetividad. Si
el Balón de Oro de 2010 lo hubiera otorgado France
Football directamente, como se hacía hasta ese año, se hubiera disputado
sin duda entre Xavi y Sneijder. Pero a entrenadores y jugadores se les pregunta
quién es el mejor futbolista del mundo ese año. Y mientras no baje el pistón el
mejor jugador del mundo es Messi. Y así fue. Y es lo que tenemos que aceptar.
Que el Balón de Oro es un premio al mejor futbolista del año. Desde una mirada
limpia, como si nunca antes hubiésemos visto fútbol los datos son
escalofriantes. Messi ha anotado este año 82 goles y ha repartido 29
asistencias de gol. Récord histórico de goles en Liga (50) y Champions (14),
además de ganar cuatro títulos con el Barça. Es el líder del mejor equipo del
mundo (no entro en el debate de la historia), es como lo definió aquel día
Guardiola: “el Jordan de los Bulls”. Cada año supera los números del año
anterior, lo que nos hace perder la perspectiva real de lo que logra. Messi
sorprendió cuando irrumpió en el fútbol hace años, pero sus datos ya no
sorprenden. El partido extraño es el que se queda sin marcar, y cuando la
sorpresa se convierte en rutina deja de sorprender. Imaginemos que hace esos
números cualquier otro jugador. Imaginemos que Van Persie hace 50 goles en la
Premier. O que Ibrahimovic hace 14 goles en Champions y gana el Mundialito con
el Milán. Eso sí nos sorprendería: ¿Habría en estos casos alguna duda?
La consecuencia de convivir con
Messi será el ver como jugadores de la talla de Iniesta, Drogba (que con el sistema
antiguo de votación este año sería claro favorito) Casillas o Xavi -potenciales
ganadores del Balón de Oro en cualquier otra época- se retiran sin el galardón.
Da rabia. Enerva ver que jugadores como Maldini, Raúl, Koeman, Roberto Carlos,
Del Piero o Baresi no lo tienen. Pero el Balón de Oro mide el año determinado,
no la carrera futbolística. Y es por eso que sólo así se explica cómo existen
jugadores con madera de Balón de Oro que se retiran sin él, y otros con menos
nivel a lo largo de su carrera se hacen con uno. No podemos intentar englobar
un premio que defina el mejor jugador del año y el reconocimiento a la carrera
de un jugador al mismo tiempo. En los Oscars de Hollywood, la mala suerte de
algunos actores de no haber logrado ninguno a pesar de haber estado nominado en
varias ocasiones (bien porque ese año se ha topado con otra gran película, o
con la actuación aislada de un actor que ha bordado un papel determinado, o por
cualquier otra causa) se puede contrarrestar otorgándole al actor un Oscar
honorífico como reconocimiento a su carrera. Esta podría ser una válvula de
escape perfecta para paliar tantas injusticias cometidas con este trofeo.
Alberto Egea Estopiñán, Revista-Kaiser nº22 09/07/2012
@esttoper
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