lunes, 21 de mayo de 2012

¿QUÉ LIGA QUEREMOS? nº15 Revista Kaiser 21/05/2012

¿QUÉ LIGA QUEREMOS?

Envidia. No envidia sana. Envidia cochina es lo que he sentido esta semana viendo la eliminatoria por la promoción para el descenso en Alemania. Jugaban el Hertha de Berlín como antepenúltimo clasificado de la Bundesliga y el histórico Fortuna Dusseldorf, tercer clasificado de la Bundesliga 2, segunda división alemana por una plaza entre los 18 equipos  que formarán la Bundesliga esta próxima temporada. Y es que en ambos campos no ha quedado una entrada sin vender. En el Olympiastadion de Berlín 73.000 espectadores en la ida, y en el Esprit Arena de Düsseldorf 54.500. Llenos a rebosar y ambiente espectacular. Bien es verdad que el regreso a la primera división alemana del Fortuna Düsseldorff quince años después se vio empañado por una invasión de campo y el lanzamiento de bengalas al campo que provocó la suspensión del partido durante veinte minutos, pero eso es harina de otro costal. Daba gozo ver esos estadios. Igual que ha dado gozo ver durante todo el año como los estadios alemanes se han llenado prácticamente todos los partidos con una asistencia media de casi 43.000 espectadores (92% de media de ocupación de los estadios) en la Bundesliga, que supone la segunda liga profesional de cualquier deporte con mayor presencia de espectadores tras la NFL. Estos datos apabullan los que ofrece la Liga española, con 29.000 espectadores de media (74% de ocupación de estadios). Y por supuesto no es casualidad.
En Alemania los precios de las entradas son accesibles para los aficionados (22,75€ de media por entrada) que pagan menos de la mitad que los seguidores españoles (53€), circunstancia que equipos como Schalke 04, Bayern Leverkusen y Bayer Munich nos hayan sacado los colores cuando han venido a jugar a España denunciando el precio abusivo de las entradas.


Los horarios de los partidos se imponen en interés del aficionado y no en beneficio exclusivo de las TV como se hace en España. Es raro ver un partido de la Bundesliga que dé comienzo más tarde de las 19 horas, lo que permite mayor afluencia de niños y jóvenes a los estadios. Además el hecho de que todos los derechos de TV estén en manos de un solo operador y no se emitan partidos en abierto beneficia la asistencia a los estadios.
Estas circunstancias unidas a una mayor cercanía entre clubes alemanes y peñas a la hora de organizar desplazamientos y facilitar entradas para ver jugar a sus equipos fuera de casa hacen que el aficionado se sienta respetado por su club, puesto que se le dan facilidades para que acuda al campo, en lugar de sangrar al aficionado con precios desorbitados y colocándole partidos a las diez de la noche o incluso en lunes con la excusa de que las TV porque ponen la pasta tienen derecho a imponer los horarios sin límite alguno. ¿Acaso el socio o el aficionado que acude al campo no paga?¿no nos damos cuenta de que a un club lo hacen grandes sus socios, de que contra más socios más grande es el equipo y mayores son los patrocinios?¿no se dan cuenta que poner cada partido en un horario distinto se carga los programas de radio que viven del carrusel de partidos simultáneos que es lo que verdaderamente tiene emoción?¿radiar un Granada-Getafe a las 12 de la mañana (con todo mi respeto hacia las dos aficiones) no es infumable para la mayoría de aficionados?¿quién se cree que el mercado asiático demanda estos partidos? Los chinos quieren ver al Barça y al Madrid. Y punto. Y aunque no fuera así, ¿le merece la pena a los clubes tener descontentos a los socios, tener un estadio desértico un lunes por la noche para que los asiáticos (permítanme que lo dude) lo vean? ¿Por qué permite la LFP y la FEF que los horarios los impongan las TV unilateralmente en lugar de alcanzar consenso con los clubes?
Que la LFP consienta que las TV impongan los horarios de los partidos a su libre albedrío se entiende todavía menos cuando se compara el reparto de los derechos económicos en la Liga española con el resto de Ligas europeas. En Inglaterra la diferencia entre el Manchester United, equipo que más dinero recibe (68 millones de euros) y el Blackpool, equipo que menos (44) existe una diferencia de 22 millones de euros, y en Alemania la diferencia es de 15 millones entre Bayer Munich (28 millones) y Hoffenheim (13). La comparación con la Liga española es una vez más odiosa. En España a pesar de repartirse 400 millones de euros menos que en la Premier League las diferencias entre Madrid y Barça y el resto son escandalosas. Ambos ingresan 140 millones de euros, más del triple que Atlético de Madrid y Valencia que son los siguientes (42) y doce veces más que el grupo de equipos que menos dinero perciben, más del doble que el primer inglés y cinco veces más que el primer alemán. Por eso digo que no se comprende como el resto de equipos de primera división que no son Barça y Madrid aceptan contratos en los que salen perjudicados, con repartos tan desiguales, y sometiéndose a cambio a que las TV les impongan los horarios que convengan a éstas. Este reparto es una de las consecuencias de la inexistente competitividad por el título de Liga que hay en España, coto vedado de Real Madrid y Barcelona. Hasta hace pocos años la dualidad Madrid-Barça siempre había estado avivada por un tercero, o incluso un cuarto que no sólo le disputaban el título sino que de vez en cuando le birlaban alguno. Pero desde hace tres años y coincidiendo con el regreso a la presidencia del Real Madrid de Florentino Pérez la distancia entre Barça y Madrid y el resto se ha visto ampliada hasta un punto en que ya ningún equipo a comienzo de temporada puede ni siquiera pensar en pelearles el título. Y tiene pinta de que la distancia va a ir en aumento con el tiempo.
En Europa los clubes alemanes y franceses entre otros están obligados a estar saneados económicamente, lo que les hace competir en desventaja con clubes ingleses, italianos y españoles, a los que su propio estado les permite mantener deudas astronómicas. Si a esto se le suma que Barça y Madrid cobran 140 millones de euros de ingresos televisivos por los 65 millones que rondan los equipos punteros ingleses, los 50 de los mejores franceses o los menos de 30 de los alemanes, salta a la vista que los clubes saneados y que cumplen las reglas compiten en desigualdad de condiciones. Sin embargo, en Europa, a diferencia de España, la UEFA ha tomado cartas en el asunto y todo hace indicar que en la temporada 2013/14 entrará en vigor el denominado fair play financiero en virtud del cual los clubes estarán obligados a equilibrar sus libros de cuentas, no gastar más de lo que ingresan y actuar con responsabilidad para garantizar la viabilidad del fútbol europeo de clubes a largo plazo, y cuyo incumplimiento acarreará sanciones como la exclusión de competiciones europeas e incluso nacionales. Así, unos equipos por obligación como los franceses y alemanes, y otros por honradez y sentido común como el Arsenal que presenta un modelo de gestión ejemplar en el que no gasta más de lo que ingresa, jugarán con ventaja dado que no se verán obligados a tener que vender jugadores ni patrimonio propio porque sus balances ya estarán equilibrados. Pero mientras llega ésta época de higiene futbolística gente que hace las cosas bien, como el presidente del Bayern Munich, Uli Hoeness, como buen germano nos recuerda (nos vuelve a pintar la cara y con razón) a los españoles, al hilo de la deuda que los equipos españoles tienen con la hacienda pública: “Para mí es el colmo, es impensable. Pagamos cientos de millones de euros a España para que salgan de la mierda y luego los clubes se eximen de pagar la deuda. Esto no puede ser así”. Por eso me alegra ver en la final de la Champions a equipos como el Bayer Munich que son un ejemplo de gestión impecable.
En Europa parece que se han puesto manos a la obra, así que ahora nos toca a nosotros, porque si esto no cambia caminamos hacia un futuro en el que los estadios españoles estarán cada vez más desérticos, Barça y Madrid seguirán alternándose en el poder como sucede en Escocia con Celtic y Glasgow Rangers o como en la Liga Asobal de Balonmano entre FC Barcelona y Atlético Madrid, en una competición soporífera en la que el único aliciente serán los dos duelos directos entre los dos gigantes y saber cuántos récords absurdos de goles y puntos van a batir los dos grandes que no harán sino reflejar la creciente diferencia con el resto de equipos. Y no nos quedará más que añorar a equipos que como el “Superdepor”, el Valencia de las dos Ligas de Benítez, el Sevilla de Juande o el Atleti del doblete se erigieron no hace tanto abanderados del fútbol español tanto aquí como en Europa relegando a un segundo plano a Madrid y Barça.
El prestigio de la Liga española está en juego; igual tendríamos que empezar a tener cuidado con esto, no vaya a ser que sin darnos cuenta nos estemos cargando la gallina de los huevos de oro.

Alberto Egea Estopiñán, Revista-Kaiser nº15 21/05/2012
@esttoper

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